En el café de la juventud perdida/ Patrick Modiano

Si hiciera un recuento de las novelas que transcurren en París la lista se haría larguísima. París debe ser una ciudad que por si misma es novela, que es poema por que sus nombres nos cuentan historias, sus calles recorren el mundo del cine no el cine las recorre a ellas.
Es más, una novela para que sea lo suficientemente Parisina debe tener cada esquina, cada encuentro de calles, cada letrero-ventanal y las casualidades propias de una ciudad. Y quizá se corra el peligro de repetir, de poner como escenarios lo que otr@s  autor@s han hecho tantas veces en otras tantas novela y películas. Pero debería decirles que no me canso de París (aunque nunca haya estado ahí).
 ¿Dónde sino París para encontrarse?...
Patrick Modiano desde su título "En el café de la juventud perdida" nos precipita a lo que muchos lectores hemos deseado: Perdernos en  París entre la literatura, los cigarrillos y el café pero sobre todo en un encuentro que nos lleve a amar para dejar que la vida siga avanzando por las calles hasta el abandono.
En esta novela, Louki, el personaje encantadoramente silencioso y misterioso nos arrastra hasta su imagen por medio de puro recuerdo de los otros personajes que capítulo a capítulo nos dibujan sus encuentros. La ciudad posee atracción sobre el personaje, la inquietud de moverse, de avanzar, esa destrucción que puede terminar de las maneras más aterradoramente parisinas posibles.
 Entre todos esos escenarios la cuestión es más importante: ¿todos tienen la posibilidad de quedar prendados al mundo con un solo encuentro? o más bien no será que todos fingimos para sobrevivir, que intentamos esos lazos perdurables y continuos para que nada nos parezca demasiado adverso. Por que cuándo alguien no se queda en el mismo sitio y avanza incansablemente no queda más que continuar por las calles de París entre esos fantasmas que acechan entre muros y habitaciones.que sobre todo acechan las conversaciones.



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