Delphine de Vigan/ Nada se opone a la noche.

Si leer Nada se Opone a la Noche no es desgarradoramente obsesivo no se está leyendo a Delphine de Vigan. Casi una autobiografía,dónde no hay diferencia entre la ficción y la historia familiar de la autora, en algunos capítulos  nos habla sobre el proceso de escritura y en otros de la historia familiar novelada. Escritora-narradora y protagonista se mezclan en el acto de la escritura a la historia misma. Y no importa quién nos cuente la historia resulta de una intensidad casi insoportable.
Sin duda se llega un punto en que no puedes creer que algo más suceda en la familia de Lucile (la madre de la autora), se van relevando en cascada hechos inimaginables y escalofriantes, revelaciones incesantes que van de la alegría a la devastación individual.
Si bien las enfermedades mentales, sus medicamentos y causas en los tiempos que corren son cosas  propias de la sociedad, predecibles,y tratables lo que no se ha podido explorar del todo es la relación de la familia con muchas de estas enfermedades.¿ Pues qué no pareciera que muchas veces son los secretos guardados?   ¿No será la herencia sino la memoria familia la que nos determina y nos enferma?, pero seguir en estos caminos sería aproximarme a la charlatanería...

La familia resulta  un ente determinante en la vida de la novela y de Lucile; el padre, la madre con muchos hijos, los muchos hermanos,las personalidades,  las tragedias que le siguen, los suicidios y enfermedades. Muy al estilo de una novela generacional (que por cierto me trae a la mente otra historia magnífica sobre la que escribiré después que es Daisy Sister de Mankell) nos cuenta los cambios en el mundo, el torrente de ideas y pasiones que llevan a los personajes a la destrucción.
Sobre todo, esta novela es  un diario en que los lector somos intrusos, saber tanto (aunque DeVigan diga que no de dice lo más violento, lo peor)  nos sentimos mirones en el mundo de la madre, en la decadencia de la felicidad.

Me resulta admirable la fuerza con que la narración no sufre ningún quiebre en la intensidad, sino que te lleva a presenciar eso que resulta temible para muchos: la locura. Pero también acceder a ese ser que es inescrutable: la madre,



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